Este año hemos
vivido un gran cambio en casa: ¡mis tres niños ya van al colegio! Los gemelos
han empezado preescolar y el mayor ya está en su segundo año. Así que este mes
de septiembre me ha liberado (y, sobre todo, me ha permitido ponerme más en
serio con mi trabajo...).
Pero, mientras que el mayor me cuenta todo lo que le pasa en la escuela (las actividades, las canciones, sus amigos, sus menos amigos, con quién juega en el recreo, la última broma de la maestra, el color de las bragas de su novia -es coña-, etc.), no sé NADA de lo que pasa en clase de los gemelos.
NADA. Nothing. Rien de rien. Cuando les pregunto qué tal en el cole, la respuesta es: "Mmmm". ¿Qué habéis hecho hoy? "Mmmm". ¿Tenéis amigos nuevos? Y una vez más: "Mmmm". Ya vale, chicos, ¡no hace falta que seáis tan explícitos!
En fin, que he decidido remediarlo y obligarles a que me cuenten un poco más de su día. Buscando en internet, encontré algunas pistas que no me parecieron mal. Y a ver quién se hace ahora el listillo con ese "mmm". Bueno, estas son las seis preguntas que debéis hacer a vuestros hijos si queréis que hablen:
Pero, mientras que el mayor me cuenta todo lo que le pasa en la escuela (las actividades, las canciones, sus amigos, sus menos amigos, con quién juega en el recreo, la última broma de la maestra, el color de las bragas de su novia -es coña-, etc.), no sé NADA de lo que pasa en clase de los gemelos.
NADA. Nothing. Rien de rien. Cuando les pregunto qué tal en el cole, la respuesta es: "Mmmm". ¿Qué habéis hecho hoy? "Mmmm". ¿Tenéis amigos nuevos? Y una vez más: "Mmmm". Ya vale, chicos, ¡no hace falta que seáis tan explícitos!
En fin, que he decidido remediarlo y obligarles a que me cuenten un poco más de su día. Buscando en internet, encontré algunas pistas que no me parecieron mal. Y a ver quién se hace ahora el listillo con ese "mmm". Bueno, estas son las seis preguntas que debéis hacer a vuestros hijos si queréis que hablen:
¿Qué te ha dicho hoy la maestra?
Lo que hay que evitar a toda costa son
las preguntas cerradas en las que pueden responder con un sí o un no. Al
preguntarles qué les ha dicho el maestro, se les obliga a reflexionar, a pensar
en la jornada y en las diferentes interacciones que han mantenido con el
profesor.
Resultado: los listillos que sólo responden sí o no cuando
les preguntas si han tenido un buen día tendrán que dar una respuesta mucho más
detallada y específica.
¿De qué color era la camisa del profesor?
En primer lugar, os permite
saber más sobre sus gustos de vestimenta (je, je). Además, es una pregunta
graciosa, un poco absurda, que hará reír a tu hijo y le relajará. Es perfecto
para ponerle en situación y que se prepare para contarte todo su día... ¡Ajá!
Al final, se convertirá en un ritual y verás que el niño entra al trapo y se
preocupa por recordar la ropa que lleva el maestro todos los días. Seguro que
os echáis unas risas.
Resultado: diversión y una buena costumbre que
os puede servir cuando el niño se muestre un poco reticente con la idea de ir
al cole. Obviamente, puedes cambiar lo de la camisa por otra pregunta tonta que
os haga gracia.
¿Qué te ha hecho reír hoy?
Me encanta esta pregunta, pero sobre todo me
encantan las respuestas. Porque, francamente, la mayoría de las veces sólo
entenderás la mitad de lo que el niño te cuente y una cuarta parte de la
situación. Pero el hecho de ver cómo le brillan los ojos cuando te cuenta sus
aventurillas no tiene precio.
Resultado: revivirá los momentos de
alegría que ha experimentado en la escuela y cogerá confianza para los demás
días de la semana.
¿Con quién has jugado en el recreo? o ¿con quién has comido en el comedor?
Los míos no se quedan en el comedor escolar, pero quizá los
vuestros sí. Así sabréis si suele jugar con los mismos niños o si cambia de
amigos como de calzoncillos (lo cual ocurre muy a menudo en preescolar).
Resultado: el
niño vuelve a recordar un momento concreto del día, lo que puede contribuir a
que os cuente algunas anécdotas más sobre sus compañeros de clase.
¿Hay algo que no te guste del colegio? O su variante: ¿hoy te ha dado miedo algo?
He de reconocer que no hago esta pregunta todos los días, sino más bien una vez a la semana (o menos), y los pequeños no me contestan demasiado. Por el contrario, el mayor sí que responde. No digo que vaya necesariamente a contaros sus preocupaciones, pero, con esta pregunta, le ayudas a señalar lo que no le gusta demasiado sin hacerle sentir culpable. Eso sí, ¡ojo con las respuestas! Os pueden sorprender.
Resultado: le estáis demostrando que puede compartir con vosotros lo que le preocupa, y que
podéis encontrar soluciones juntos, lo cual le tranquilizará.
¿Hay algún niño que lo esté pasando mal en estos momentos?
Por un lado, le ayudas a concentrarse en algo que no sea sus problemillas. Por otro, me he dado cuenta de que esta pregunta les permite sentirse más implicados dentro de la clase. Por ejemplo, cuando me cuenta que hay un niño que sigue llorando por las mañanas en el momento de la separación, le explico que puede ir a verlo y proponerle que jueguen juntos o, simplemente, hablar con él, darle un abrazo...
Resultado: es así como descubrí que el mayor abrazaba todos los días a una niña de su clase. ¡Qué pillín!
Y cuando empiecen a contaros sus historietas, no querrán parar. Espero que esto os ayude, queridos padres, si os cuesta tanto como a mí tirar de la lengua hacer hablar a vuestros pequeños.
Fonte: El Huffington Post