AldeaViral
Álvaro Bilbao abre la séptima
edición del ciclo ´La aventura de educar en familia´ con una conferencia sobre
el uso de las nuevas tecnologías
Neuropsicólogo y psicoterapeuta.
´Las nuevas tecnologías en el cerebro en desarrollo de nuestros hijos´ es el
título de la conferencia que Álvaro Bilbao pronuncia el viernes a las 19.30
horas en el Palacio de Congresos de Santa Eulària en la séptima edición del
ciclo ´La aventura de educar en familia´. El experto aboga por retrasar el uso
de las nuevas tecnologías porque primero hay que enseñar al cerebro «a pensar,
a estar atento, a imaginar».
-¿Cómo influyen las nuevas
tecnologías en el desarrollo del cerebro de los niños?
-Lo primero que siempre digo es
que las nuevas tecnologías son positivas para la sociedad y algo importante.
Sin embargo, en el cerebro en desarrollo de los niños, y sobre todo de los más
pequeños, están saliendo investigaciones que hablan de que su efecto puede ser
negativo.
-¿En qué sentido?
-En primer lugar pueden reducir su capacidad de tener autocontrol. Las nuevas
tecnologías, los videojuegos sobre todo o estar mirando cosas en Internet
continuamente, hacen que el niño esté constantemente estimulado y tiene menos
oportunidad de ejercer autocontrol, porque todo el control lo lleva la máquina.
Otro efecto es que si los estímulos a los que está expuesto son muy intensos,
muy rápidos, como en los videojuegos, el niño puede perder el interés por cosas
que son un poco más lentas o menos intensas, como la maestra, la pizarra, un libro
o jugar en la calle con los amigos; el niño se acostumbra a tener estímulos muy
rápidos y cuando bajan de velocidad se empieza a aburrir.
-¿Hasta qué edad cree que los
niños deberían estar alejados de móviles, tabletas u ordenadores?
-Sin lugar a dudas, y de acuerdo con la Sociedad Americana de Pediatría y la
Clínica Mayo, hasta los tres años no deberían estar en contacto con estas
tecnologías en ningún momento. Esa imagen que tenemos de un niño de un año o
dos que no sabe hablar y que casi no anda pero que empieza a pasar el dedo por
la tableta deberíamos borrarla de nuestra cultura porque los padres que tienen
en mente que es positivo y muy beneficioso están muy equivocados; sabemos que
es precisamente lo contrario.
-¿Y a partir de ahí?
-Yo voy un poco más allá. Creo que es importante que los niños pasen los seis
primeros años de su vida sin tecnología porque es una edad muy importante en el
desarrollo de la imaginación, que si no se desarrolla en esos años, luego
cuesta mucho. Cuanto más tiempo pasan jugando a lo que llamamos el juego libre
–que no va de la mano de otra persona o de un dispositivo o tecnología– mucho
más desarrollan la imaginación. El aburrimiento es la madre de la imaginación y
si el niño está constantemente entretenido no tiene tiempo para aburrirse ni
para imaginarse o crear sus propios mundos donde jugar.
-¿Pero hoy en día es posible
mantener a los niños lejos de la tecnología?
-Sí. Yo doy charlas en muchos sitios y hay muchos padres que desde hace tiempo
lo tienen claro. A ver, es importante equilibrar. Yo no digo que vayas de
vacaciones con el niño, hagas una foto con el móvil y por la noche no se la
puedas enseñar, eso es ridículo, porque es bueno que vean fotos, les ayuda a
construir su memoria. De la misma manera que es normal que le pongamos al
teléfono a la abuela. Pero sí deberíamos limitar todo lo posible esos tiempos
que el niño está tumbado en el sofá pasando el dedo por delante de la pantalla.
Y se consigue con una palabra mágica que es ´no´.
-Esto va en contra de lo que se
vende actualmente que los niños de hoy son nativos digitales…
-Esa frase en el fondo es un mito porque el mundo digital no es un idioma en sí
mismo. Cuando el niño juega con un dispositivo no está activando las zonas del
cerebro que tienen que ver con el lenguaje sino con el movimiento de la mano y
la visión. Sí que es positivo enseñar programación, el tema de robótica, porque
sí estamos enseñando a los niños ese lenguaje y estamos ayudándoles a pensar en
otro idioma distinto. Pero que esté sentado jugando a un videojuego no quiere
decir que sea nativo digital; a una señora de 70 años le das un iPad y en dos o
tres días es capaz de enviar correos, whatsapps y buscar cosas en Internet
porque es sencillo e intuitivo.
-¿Y que los niños demanden la
tecnología desde muy temprano se debe a que es lo que ven en sus casas, en sus
padres?
-Sí. Los niños tienen desarrolladas una serie de neuronas que se llaman
neuronas espejo y lo que hacen es imitar todo lo que ven en los padres. Cuanto
más tiempo pasan los padres delante del iPad es más fácil que el niño intente
jugar con esa tecnología. También lo demandan mucho porque sus amigos lo tienen
y porque es un estímulo muy interesante para ellos. Es como la Coca Cola: si se
las das a un niño de tres años te pedirá al día siguiente y al otro, porque
tiene mucha azúcar, cafeína, que le estimula y le encanta; pero que le encante
no quiere decir que se la tengamos que dar todos los días porque es muy
perjudicial para él.
-¿Pero existe alguna ventaja
en el uso de las nuevas tecnologías en niños pequeños?
-No. Hay estudios que dicen que puede aumentar la velocidad de procesamiento,
hacer que tenga una atención más rápida, pero son pocos, y hay tantos que van
en dirección contraria de estos… Además, que tengan una atención más rápida no
es necesariamente bueno: para ser pilotos de combate eso puede ser beneficioso,
pero hoy en día lo que piden a los ejecutivos, a las personas mayores, es tener
una atención más calmada, que te permita estar concentrado más tiempo. Y tener
una atención más rápida también implica que el niño no sea capaz de esperar el
tiempo suficiente para que aparezcan los estímulos que interesan.
-Pese a todo esto está de moda
introducir pronto la tecnología en las escuelas con ordenadores, pizarras
digitales. ¿Es acertado?
-Es distinto usar las nuevas tecnologías como soporte educativo a que el niño
esté en casa sentado en el sofá. Yo defiendo que el niño no debe pasar la tarde
en el sofá usando el iPad, que es mejor que esté aburriéndose, pintando,
haciendo cosas que salgan de su cabeza, y no del ordenador. Aun así, hay
estudios que dicen que un niño aprenderá matemáticas mucho antes jugando con unas
cuentas, con garbanzos, que utilizando programas de ordenador que están
diseñados para que aprenda.
-¿Por qué?
-Porque el cerebro une mucho la parte física y la parte cognitiva. Es decir,
que maneja las dos partes y la del razonamiento está estrechamente ligada a la
parte de la movilidad de la mano. Entonces, si el niño no tiene que hacer un
movimiento de contar, de tocar, físicamente, es más difícil que aprenda todas
estas cosas. Yo soy partidario de una metodología basada en el contacto físico
con objetos, sobre todo los primeros años, como Montessori, a otra con el mejor
dispositivo programado para estudiar matemáticas. Luego, más adelante, es
maravilloso que estén en clase y que puedan estudiar por proyectos, hacer un
trabajo sobre el descubrimiento de América y sean capaces de mirar en Internet.
-Precisamente hace unas
semanas una noticia explicaba que la mayoría de los hijos de empleados de
grandes empresas tecnológicas de Silicon Valley estudian en colegios sin
ordenadores ni dispositivos electrónicos.
-Estos directivos llevan a sus niños a un colegio tipo Waldorf, donde no hay
dispositivos electrónicos y aprenden todo de forma más tradicional. Es que con
el hecho, por ejemplo, de algo tan sencillo como estar sentado a la mesa y no
levantarte hasta que no terminas de comer se está cultivando la tolerancia a la
frustración, el autocontrol, que es una de las capacidades cerebrales que más
influye en determinada nota de Selectividad que sacará el niño 15 años más
tarde. O sea que fíjate si esas cosas tradicionales son importantes. Ahora las
estamos volviendo a poner en valor, pero durante mucho tiempo se ha pensado que
ir más deprisa, que el niño aprenda a hablar siete idiomas con cinco años, es
más beneficioso. Ahora sabemos que tienen que respetarse una serie de pasos.
-¿Y no es desaprovechar el
potencial de la tecnología el introducirla más tarde?
-Desde mi punto de vista no, porque primero tenemos que enseñar al cerebro a
pensar, a estar atento, a imaginar, y luego ya le podemos enseñar a dominar las
herramientas que tiene a su disposición. Si introducimos las tecnologías
demasiado pronto, el niño conseguirá conectar con ellas de una forma muy rápida
pero se desconectará de otras cosas más importantes para su desarrollo.
-¿Qué claves daría a los
padres para ayudar a desarrollar el potencial cerebral de sus hijos?
-Ir poco a poco, ayudar al cerebro a madurar a su propio ritmo y saber que su
hijo dará los frutos en el momento que los tenga que dar.
Y algo muy importante que tienen que hacer cuando estén con los niños, independientemente de que les dejen la tableta a los tres, cuatro o cinco años, es enseñarles a tener autocontrol, tiempos limitados, para que cuando digan ´hasta aquí´, el niño sea capaz de soltarla sin gritar ni enfadarse. En eso los dispositivos electrónicos pueden ayudar. De hecho hay autores que dicen que es mejor que el niño empiece a utilizarlos a los tres años con reglas muy claras, entrenando el autocontrol, a que empiece con ocho o diez años y comenzar a entrenarlo ahí.
-Pero ese fijar tiempos se
complica si los padres utilizan las tecnologías para que los niños estén
entretenidos mientras ellos se ocupan de otras cosas…
-Efectivamente. Los dispositivos no solo son un refuerzo para los niños, sino
un refuerzo enorme para los padres, porque los niños demandan en muchos
momentos atención, cariño, que les hablemos… Como cuando hacemos un viaje largo
en coche, ponen la televisión atrás y así el niño va tranquilo y el padre,
relajado. Es importante también que el niño experimente la frustración, aprenda
a dominarla, a aburrirse y a esperar que pase ese momento.
-Los padres se apoyan en esto…
-Es un refuerzo para los padres y esto es una de las cosas que ha hecho que la
tecnología sea tan popular y esté tan extendido que los niños estén todo el día
enchufados. Muchos padres se engañan porque dicen: ´No, yo dejo a mi hijo media
hora´, y en realidad están conectados no solo a la tableta, teléfono móvil o
videojuegos, sino a la televisión también dos o tres horas al día. Y sabemos
que eso está relacionado con más probabilidades de tener déficit de atención,
obesidad infantil, depresión infantil, problemas de conducta, y con más
prevalencia de fracaso escolar.