"Empezaré desde
el principio. Mi hija casi nunca iba a la escuela
de estimulación temprana, yo misma siempre fui quien se encargó
de eso. Cuando estábamos entrenando su mano antes del ingreso
a la escuela regular, nuestro cuaderno se veía algo así:
¿Ves la diferencia?
Yo no resaltaba con bolígrafo rojo los errores, sino que destacaba
con el verde las letras y bolitas que le habían salido bien.
A ella eso le gustaba mucho y siempre, después de terminar
un renglón me preguntaba: ¿Mami, cuál de todas me salió
mejor?“ Y se alegraba aún más cuando yo rodeaba la letra
más bonita con las palabras ”muy bien".
¿Cuál
es la diferencia entre ambas técnicas? ¿Lo has entendido ya?
- En el primer caso nos concentramos en los errores.¿Qué se ha quedado grabado en la mente? Exacto, las letras que quedaron chuecas, es decir, lo que es incorrecto. ¿Alguna vez has visto letras o respuestas correctas rodeadas de tinta roja? ¡No! Aún así, queramos o no, nuestro subonsciente recuerda lo que ha sido resaltado.
- En el segundo caso nos concentramos
en lo que está bien hecho. Experimentamos emociones
completamente diferentes y una actitud diferente. Lo queramos
o no, nuestro subconsciente tenderá a repetir lo que hemos logrado
hacer bien (y quedó resaltado). Se trata de una motivación
interna completamente diferente: ya no intentamos evitar los
errores, sino que nos esforzamos por hacer lo que está bien. Parece
lo mismo, pero hay un cambio en la estructura del
pensamiento.
La siguiente
pregunta: ¿Cómo afectan los errores resaltados en la futura vida
adulta?
La respuesta es evidente: desde pequeños nos acostumbramos
a concentrarnos en los defectos, y en lo que
no es correcto, en lo que nos parece mal. Nos han enseñado
a pensar así desde la escuela con el bolígrafo rojo. Nos
enseñaron a pensar así desde nuestros hogares en donde con mayor
frecuencia nos hacían ver lo que estaba mal, que felicitarnos por
lo que habíamos hecho bien.
De veinte bolitas
que había en el renglón tachamos sólo uno, es decir,
19 estaban bien hechos, y 1 no lo estaba.
¿Por qué concentrarnos en él?
Esta costumbre
(la de resaltar con boligrafo rojo lo que
no es correcto y a la que estamos acostumbrados desde
la tierna infancia) se queda ahí hasta la vida adulta,
y es casi imposible de desterrar. Esa es una
de las razones de nuestra sensación de insatisfacción
en la vida.
Crecerá eso,
en lo que nos concentramos. El centro de atención tiende
a tomar un lugar cada vez más importante en nuestras vidas.
Desde su niñez, empezamos a tallar la vida de nuestros
hijos con el mismo troquel con el que fue tallada la nuestra,
y eso no siempre es positivo.
Si pones
en práctica el principio del "bolígrafo verde" verás que
incluso si no le muestras al niño sus errores, estos irán
desapareciendo paulatinamente: él intentará hacerlo bien porque así
le place.
Fonte: genial.guru