A menudo, después del diagnóstico
de Trastorno por Déficit de Atención-Hiperactividad (TDA-H), me encuentro
con la reticencia de los padres a dar a sus hijos tratamiento farmacológico.
Sí están dispuestos a modificar
horarios y pautas o a darles atención
pedagógica especializada, pero erróneamente piensan que los fármacos son
peligrosos o inapropiados para los niños y tienen miedo a que causen
perjuicio a sus hijos.
El TDA-H se tiene todo el tiempo
y en todas partes y merma la calidad de vida. En mayor o menor
medida afecta la atención, causa un movimiento excesivo e impulsividad, esto
interfiere en los aprendizajes (escolares
o no) y en la relación con los otros. Por ello su abordaje requiere un plan completo
e individualizado para cada niño y su entorno, cuyo objetivo final es
mejorar el autocontrol de la conducta y los aprendizajes.
El tratamiento del TDA-H
Debe ser multimodal,
sustentado en tres pilares complementarios: información sobre
el trastorno, estrategias conductuales y pedagógicas, y medicación.
Ninguno de ellos puede reemplazar a otro y la medicación no es el menos
importante. Aunque algunos casos leves pueden mejorar sólo con tratamiento no
farmacológico, múltiples estudios concluyen que el tratamiento más eficaz es el
que combina todas las intervenciones.
Pero, ¿por qué usar fármacos? En
el cerebro de los niños con TDA-H hay un desajuste en los neurotransmisores
(las sustancias químicas que permiten la comunicación
entre neuronas) del lóbulo frontal, región fundamental para el control de
la atención y los impulsos y para la planificación de tareas (funciones
ejecutivas). Este desajuste retrasa la maduración cerebral impidiendo el
desarrollo de las funciones superiores mencionadas.
Los fármacos usados en el TDA-H mejoran
el desequilibrio en la comunicación neuronal y favorecen la maduración
cerebral. En España, existen varios tipos de fármacos aprobados para
su uso en el TDA-H, y su elección debe adecuarse individualmente a cada caso.
El tratamiento farmacólogico debe indicarlo un médico
con experiencia en el diagnóstico y manejo del TDA-H.
Los fármacos más utilizados son
el metilfenidato –con dos tipos de presentaciones: una de
liberación inmediata y acción corta, y otra de liberación prolongada– y laatomoxetina que
está indicada sobre todo como fármaco de segunda línea cuando el metilfenidato
no es eficaz. Recientemente se ha autorizado el uso de lalisdexanfetamina,
también fármaco de segunda línea, que tiene una acción prolongada.
Existen otros, todos ellos de segunda
línea y mucho menos utilizados, que no vamos a comentar aquí.
Falsos mitos sobre los fármacos
para el TDA-H
1. No son necesarios, basta con
una buena orientación pedagógica y psicológica.
- cuando las otras intervenciones se combinan con
tratamiento farmacológico la tasa de éxito aumenta al menos un 64%.
2 . Son fármacos muy nuevos, poco
seguros y peligrosos para los niños.
- hace más de 70 años que se conocen
sus beneficios sobre el TDA-H
- en España hace más de 25 años que se comercializan
- son altamente eficaces con una respuesta
favorable de hasta el 80%
- son de los fármacos más estudiados para tratamiento
infantil:
- metilfenidato: 150 estudios en diversos países
avalan su seguridad y eficacia
- atomoxetina: 4 millones de niños de diferentes países
tratados sin problemas
- lisdexanfetamina: el compuesto más nuevo,
comercializado en EEUU en 2007
- precisamente porque favorecen la maduración
cerebral están indicados en niños
3. Son anfetaminas, son “drogas”
y crean adicción, luego no los puedes retirar nunca.
- El metilfenidato es un
fármaco estimulante, simpaticomimético o analéptico. Términos
casi sinónimos que significan “que actúan como las
catecolaminas” –los neurotransmisores deficitarios en el
TDA-H–, favoreciendo el nivel de alerta del cerebro. El uso de la
palabra estimulante y la mala traducción que se hace del término inglés drug (=
fármaco; diferente a illegal drug = droga) puede
prestarse a la confusión en el lenguaje común.
No aumenta el riesgo de abuso de sustancias, pero mal utilizado puede tener un efecto euforizante (como el redbull).
- La atomoxetina es un fármaco no estimulante, que tiene una acción más selectiva actuando sobre todo a nivel de áreas prefrontales.
- La lisdexanfetamina es un estimulante, derivado de la anfetamina. Por su formulación y diseño, es un profármaco (no se “activa” si no pasa por el tracto digestivo) no permite su abuso o mal uso.
- El tratamiento adecuado del TDA-H, combinando fármacos y otras intervenciones, reduce la impulsividad disminuyendo así el riesgo de abuso de drogas en el futuro.
- Si una intervención terapéutica funciona, no debe
retirarse porque habrá recaídas. Esto es válido tanto para el tratamiento
farmacológico como para las intervenciones psicológicas y pedagógicas.
- Aproximadamente un tercio de los niños con TDA-H
continuarán necesitando medicación al alcanzar la edad adulta.
Elección del fármaco para el
TDA-H
Usar o no
usar fármacos es una decisión de gran relevancia que debe basarse
sobre todo en un diagnóstico adecuado que tenga muy en cuenta
los síntomas que causan una merma en la función del niño y el ámbito en que se
desenvuelve.
Los fármacos comercializados
en España para el tratamiento del TDAH son eficaces. De hecho el
70-80% de los niños responden al tratamiento.
No existen indicadores
específicos sobre la mejor elección en función de las características
clínicas del TDAH, de su gravedad, del grupo de edad o por la presencia o
ausencia de una determinada sintomatología del propio TDAH.
El tratamiento es multimodal y
debe indicarse de forma individual, tanto el tratamiento farmacológico como el
no farmacológico. Los objetivos deben ser:
- conseguir la mejor eficacia en los momentos clave
(durante las tareas escolares, por ejemplo) y que dure el tiempo necesario
- que tenga pocos altibajos en el control de síntomas
a lo largo del día
- que sea fácil y cómodo de administrar de modo que
el paciente no olvide las tomas
El TDA-H que no se trata
interfiere el desarrollo conductual del niño, genera inseguridad en sus propias
capacidades, merma su autoestima y puede causar trastornos emocionales graves
como depresión y ansiedad.
Fonte: Neuronas en Crecimiento