Dislexia e Discalculia




“No pasa nada, no hay que preocuparse todavía, ya arrancará… necesita un poco más de tiempo que los demás”.

Es una frase que me repiten una y otra vez las familias de los alumnos que acuden a mi consulta para una evaluación de su lecto-escritura. Una frase que recordarán toda su vida, porque han pasado unos años y su hijo todavía “no ha arrancado”.

Es entonces cuando les dibujo una campana de Gauss para explicar cual sería el panorama de la clase de su hijo tras un año de enseñanza de la lectura.

Suponiendo que hay 25 alumnos en clase, vemos que hay 5 por encima de la media. Estos son los que “parece que aprenden solos”, tienen una gran facilidad para el aprendizaje de la lectura. Luego hay 15 en la media. El alumno que está justo en la media siempre me da envidia, ni se aburre ni se estresa, el sistema está hecho para él. Finalmente nos encontramos a 5 alumnos por debajo de la media.

Vemos que hay 3 muy próximos a la media baja. ¡Ellos son los que van a confirmar la hipótesis del educador!, un poco más tarde que el resto y con un poco de trabajo extra en casa en verano, arrancarán a leer.

Por desgracia los que yo acostumbro a ver son los dos que presentaban una desviación muy grande respecto al resto de su grupo. Aunque han invertido mucho tiempo extra, han pasado varios años (2º, 3º, 4º, 5º… de primaria) y no han automatizado la lectura.


Conclusiones:


Es entendible que como educadores muchas veces veamos confirmada la hipótesis de que con el tiempo los niños “maduran y arrancan a leer”. Como una alcachofa, el tiempo hará que florezca y de su fruto.

Con el salto de ciclo se suele perder el seguimiento de los alumnos, por lo que muchas veces los profesores de las primeras etapas no saben nada de su evolución lectora.

Tras un año de entrenamiento lector, es importante detectar a los alumnos que muestran un retraso significativo respecto a los demás.

Ahora sabemos que el cerebro no está diseñado para la lecto-escritura. Tendrá que reciclar áreas cerebrales y especializarse para realizar tareas muy complejas. Desarrollará circuitos y conexiones cerebrales. Y los que tienen dificultades para el desarrollo de estas conexiones (especialmente en la dislexia) solo lo hará con un entrenamiento específico.

¿Nos vamos a arriesgar a esperar a que florezca de forma natural cual alcachofa? ¿O tendrá sentido empezar a trabajar para compensar sus dificultades?




En castellano, hay palabras que generan mayores errores ortográficos. En Dislexia y Discalculia hemos elaborado un listado con las 100 palabras más problemáticas para poder trabajarlas con los niños.

Centrar el trabajo ortográfico en ellas disminuye enormemente el porcentaje de errores. Podéis consultar y descargar la lista desde el siguiente enlace:

Las 100 palabras con dificultad ortográfica más frecuentes












Quiero compartir con vosotros un maravilloso recurso online, de gran utilidad para ir corrigiendo la Discalculia. Gracias a el podemos trabajar centenas, decenas y unidades con bloques multibase. Sus autores son Juan García Moreno y Arturo García López. Lebrija (Sevilla).

Acceder al recurso



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