Alguna ventaja tendrá trabajar con un horario cuando se ha implantado por todo el mundo para tan variada gama de actividades. Para un esfuerzo intelectual como el estudio es un instrumento impagable. Y lo es por diversos motivos que podemos resumir en la consolidación de hábitos capaces de neutralizar los bajones de motivación e interés (las personas muy motivadas no necesitarían realmente un horario, aunque a menudo lo siguen por decisión propia). El esfuerzo sin motivación es un calvario, y lo que permite superarlo es precisamente el hábito, el entrenamiento, la regularidad, la costumbre, o como lo queramos llamar: todo eso que viene a alimentar un buen horario.
Para los estudiantes que sospecháis que
lo haríais mejor trabajando en casa con horario, pero no os animáis a dar el
paso, recordaré algo que ya he tratado en este blog, pero creo necesario
recuperar en el contexto del método de estudio. Refresquemos los pensamientos y
sensaciones que suelen tener los estudiantes que renuncian al horario.
Inconvenientes de no tener horario
1. Ponerme a trabajar
se me hace un mundo. Muchas veces, ni me pongo.
2. Siento que no
consigo gran cosa, que no avanzo. Paso horas como si estudiara, pero sin
aprovecharlas.
3. Solo para empezar,
pierdo bastante tiempo y demasiada energía.
4. La barrera
inicial me desgasta tanto que me cuesta alcanzar un buen ritmo, si es
que lo consigo.
5. Desperdicio el
tiempo picoteando aquí y allí, yendo y viniendo de forma indecisa de una
materia a otra.
6. No ajusto los
tiempos de trabajo a la importancia y la dificultad real de cada materia: me
dejo llevar por lo que más me gusta o menos me desagrada.
7. Estoy tan deseando
acabar que no puedo concentrarme.
Pero cuando planificas tu tiempo
de estudio y lo materializas en un horario, en solo unas semanas se acaban
todas esas sensaciones negativas (que a veces son inconscientes). Hablo de
trabajar con un horario a lo largo de todo el curso, no de hacerlo cuando te
apetece, cuando se te acumulen las cosas, cuando tengas grandes encargos,
cuando tus padres se enfaden o cuando se te venga encima una avalancha de
exámenes.
Ventajas del horario
Profundizaremos enseguida en la
técnica del horario, pero veamos primero sus ventajas encadenadas:
1. El horario genera hábito (con
un gran esfuerzo inicial que, eso sí, luego se va reduciendo
espectacularmente).
2. El hábito genera entrenamiento.
3. El entrenamiento
genera acumulación de esfuerzo.
4. La acumulación de
esfuerzo genera conocimientos e ideas orientadas a nuevos aprendizajes.
5. El entrenamiento
mejora tu técnica de trabajo y te da pautas para sacarle mejor
partido a tu propio estilo cognitivo, a tu forma de pensar y aprender.
6. El entrenamiento y
la mejora de tus técnicas te permiten aumentar tu capacidad de concentración, tu agilidad y
tu intensidad de trabajo.
7. El entrenamiento y
la mejora de tus técnicas te permite depurar tuorganización del
trabajo, aspecto de importancia capital (aunque no lo desarrollaremos en este
artículo).
8. Todo lo anterior
fortalece tu autoconcepto, tu sentido de la responsabilidady
el nivel de satisfacción contigo mismo, lo que acaba teniendo
un considerable beneficio retroactivo.
Estas ventajas son muy fáciles de
comprobar. Es cierto que no todas se aprecian en cinco minutos, pero sería
extraño que no las notaras al cabo de solo unas semanas de trabajar con un
horario personal de estudio.
Cómo hacer tu horario personal
Veamos ahora las pautas técnicas para
montarte tu horario personal:
1. El tiempo semanal
debe oscilar normalmente entre las 15 y las 18 horas (en 6
días). Puedes ajustarlo, pero no debes improvisarlo sin motivo. En mi
opinión, limitarse a hacer los deberes o quedarse por debajo de las 10 horas
semanales no te garantiza un buen aprendizaje a partir de los cursos altos de
la ESO.
2. La sesión diaria
debería oscilar, según las circunstancias, entre 2 y 3,5 horas (pausas
incluidas). El abanico parece amplio, pero así puedes acoger la
variabilidad de los diversos días. Lo esencial es que el trabajo sea diario y
que el promedio semanal no se quede corto.
3. La sesión diaria
contiene varias unidades de estudio y sus pausas, y termina con unos pocos
momentos para la organización. Posibles modelos que cada uno
debe adaptar personal y diariamente: 2 horas disponibles (60 m + 5 m de
pausa + 55 m); 2,5 horas (50 m + 5 m de pausa + 45 m + 10 m de
pausa + 40 m); 3 horas (60 m + 10 m de pausa + 50 m + 10 m de
pausa + 50 m); 3,5 horas (50 m + 10 m de pausa + 50 m + 10 m
de pausa + 45 m + 15 m de pausa + 30 m).
4. El horario se
ajusta lógicamente a las circunstancias, pero debe hacerse de forma estable
y predefinida, no por capricho o desidia.
5. Si no es
diario, no es horario (dejando a salvo el día semanal de
descanso).
6. El horario debe
ser realista y revisable. Si se convierte en papel mojado, tíralo a la papelera
y haz otro. O se cumple o se cambia. Pero no sobre la marcha,
por pura apetencia del momento, sino por causa mayor.
7. El horario
consiste en una parrilla preestablecida con casillas vacías
que uno debe rellenar cada día según las tareas pendientes y los compromisos
futuros.
8. El horario recoge
un esquema general, y cada semana puede y debeajustarse ligeramente según
los cambios de circunstancias, pero no si no hay esos cambios.
9. Cualquier día
perdido por imprevistos se debería recuperar en el día del fin de
semana que estaba destinado a ser libre. Al menos, en las épocas de
trabajo duro.
10. Incumplir el
horario acaba rompiendo el hábito de tener un horario. Es decir, los
incumplimientos tienen consecuencias muy importantes, por lo que es necesario
ceñirse a él (especialmente en el inicio y el final).
11. Necesitamos el reloj para
evitar la trampa que nos espera. Normalmentesobrevaloramos el tiempo de
trabajo (especialmente si no nos interesa demasiado) y subestimamos
el tiempo perdido (especialmente si estamos entretenidos). Es decir,
media hora de estudio se nos hace tan larga como hora y media, mientras media
hora de televisión nos parece que ha durado cinco minutos.
12. No hay que
desaprovechar estos pequeños y reales tiempos cortos a
la espera de aquellos amplísimos periodos hipotéticos que quizá no lleguen. Es
mejor hacer tres ejercicios de Física en la media hora disponible de ahora
mismo, que dejar que se acumulen para el día siguiente, solo porque tenemos
previstas tres horas.
13. En el primer
mes de aplicación del nuevo horario, el autocontrol debe
ser permanente y estricto, sin contemplaciones. Cualquier incumplimiento debe
hacer saltar la señal de alarma. Luego todo te será muchísimo más fácil y
agradable.
14. En las pausas es
mejor cambiar de aires y salir del lugar de estudio.
15. Las pausas se
pueden retrasar si se está a punto de terminar algo, pero no se deben
alargar más de lo previsto.
16. Una última pista
sumamente importante: en las pausas no conviene hacer nada
que te resulte particularmente absorbente, para no perder media hora
en lo que tú crees que son dos minutitos.
Los horarios generan alergias a
bastantes personas, porque exigen una considerable dosis de autodisciplina
(especialmente al inicio, porque luego el hábito va haciendo eficazmente su
trabajo). Pero el argumento más peregrino contra ellos es el siguiente:
"Tengo demasiado que hacer, así que no puedo permitirme un horario, ¡es
que no puedo!". Hay un contraargumento que no debería necesitar
demostración: si el horario es aconsejable en general, cuando se acumulan las
tareas y se complican las agendas pasa de ser aconsejable a ser de vital
importancia.
Porque establecer un horario de
trabajo no es hacer juegos malabares con las horas, sino organizarlas de la
manera más eficiente para recoger a corto plazo los variados frutos del hábito
y el entrenamiento. Que son estupendos, como podrías comprobar en solo unas
semanas.
Fonte: Ayuda al Estudiante
Como elaboralo?
Fonte: Familia y Cole