YaiYoga
La botella de la calma es una herramienta de meditación que ayuda a
los niños a poder parar un momento en su ajetreado día a día. La botella (o el bote de cristal) tiene
copos de purpurina que al agitarlos se mueven muy rápido (como nuestros
pensamientos y emociones cuando estamos nerviosos, enfadados o asustados), y
que al dejar la botella quieta los copos empiezan a moverse cada vez más
despacio hasta quedarse quietos en el fondo. Por tanto, siempre que hagamos
esta actividad con ellos, es importante explicarles esto, para que ellos
entiendan que al igual que la botella se agita y se calma, a las personas nos
pasa igual. Yo se los suelo explicar a niños y niñas de a partir de 3 años de
esta manera:
"Una vez que
nuestra botella está acabada, la agitamos y se les pregunta: ¿Qué es lo que
está pasando? Una de las respuestas puede ser que la purpurina se mueve muy
rápido ¡sin control!
Y les seguimos
haciendo preguntas: ¿A vosotros no os pasa alguna vez que perdéis el control, y
os vienen muchos pensamientos a la mente, la respiración va más rápido y tenéis
el impulso de moveros más rápido o incluso de gritar?
Cuando algunos os
digan que sí, podéis preguntarle en qué situaciones le han pasado, y sino os
dicen nada les ponéis ejemplos: Cuando os enfadáis mucho que os entran ganas de
tirar cosas, o de darle patadas al suelo, o gritar muy alto, o decír cosas que en
realidad no sentís a alguien... También cuando estáis nerviosos por ir al
médico, a una nueva excursión o a hacer un examen, vuestro corazón va más
rápido y la respiración también se acelera tan rápido como se mueven los copos
de purpurina. Igual con el miedo y otras emociones.
Cuando habéis
explicado esto, y lo han entendido (no os preocupéis si las primeras veces los
más pequeños no se quedan muy bien con la historia, con la práctica lo irán
comprendiendo), les decimos que ante estas situaciones hay una cosa que nos
ayuda a las personas a calmarnos, a hacer más lenta la respiración y el latido
de nuestro corazón, y se llama autocontrol. Al igual que los copos de la
botella cuando la dejamos quieta se calma, con las emociones y pensamientos
pasa igual. ¡Vamos a probar!.
Agitamos la botella y
la apoyamos en el suelo, tenemos que observar muy atentamente como la purpurina
poco a poco se va a ir moviendo más despacio, y seguiremos mirando hasta que se
quede totalmente quieta en el fondo. ¿Habéis visto? En este momento vosotros ahora
también estáis muy calmados porque habéis parado".
MATERIALES
- Una botella de plástico reciclada (lisa para
que se vea mejor) o un frasco de cristal.
- Purpurina (podéis probar con diferentes
tamaños y formas).
- Pegamento transparente o aceite para
niños.
- Colorante alimentario (opcional).
- Agua (si puede ser tibia mejor).
- Aceite de lavanda (opcional).
- Hilo y etiqueta. (opcional)
Se llena la botella o el frasco de vidrio con agua tibia (yo
por ahora las hice siempre con agua fría por facilidad). Insertamos la
purpurina. Si son pequeños y les cuesta concentrarse, os recomiendo los copos
grandes que tardan menos tiempo en posarse.
Si se quiere le añadimos unas gotas de colorante para teñir
un poco el agua del mismo color que el de la purpurina. Otra opción es usar
copos de purpurina de varios colores para que no haga falta el colorante (como
podéis ver en las fotos que hago yo).
Se le añade una cucharada de pegamento transparente (yo no
siempre lo he llegado a usar. Esto junto a el agua caliente ayuda a que los
copos caigan con un poco más de facilidad al fondo. La última opción que he
usado yo es usar la purpurina que ya está en unos tubos mezclados con pegamento
(os lo recomiendo), y a mayores podéis añadirle algo más de purpurina, pompones
o algún otro adorno brillante si a los peques les apetece.
Si los niños son algo mayores, a mí se me ocurrió añadirle
unas gotas de aceite de lavanda para que si quieren puedan abrir la botella y
al olerla se relajen con más facilidad. Con niños pequeños hay que supervisar
siempre esta práctica, y si lo creéis necesario, podéis pegar el tapón por
dentro a la botella con cola para que no puedan abrirla.
También podéis hacerle una etiqueta con el nombre de la
botella, decorarla y atársela a la botella o frasco. ¡Les encanta!
Y ahora su parte favorita...
¡a agitar la botella! y ¡a calmarse!