Según un estudio de la UPV/EHU, las
alteraciones de la motilidad ocular no inciden de forma directa en la dislexia
Ibone Saralegui, autora de la tesis
Análisis mediante resonancia magnética funcional de las redes neuronales para
la lectura en niños con dislexia, señala que la dislexia no tiene cura, pero
que un tratamiento correcto y precoz puede mejorar notablemente la capacidad
lectora y de comprensión de los afectados por esta alteración. Por otra parte,
el porcentaje de disléxicos es muy superior entre los hablantes de lenguas
opacas, tales como el inglés y el francés, según el citado estudio.
La dislexia es la dificultad que
presentan algunos niños para adquirir las destrezas lectoras, dificultad que
les impide alcanzar con normalidad los aprendizajes relacionados con la
escritura, independientemente de sus otras destrezas cognitivas, tales como la
inteligencia, el razonamiento o la memoria”, explica la neurorradióloga Ibone
Saralegui en su tesis. Históricamente, se ha asociado la dislexia a problemas
de percepción visual, pero las investigaciones más recientes desmienten dicha
asociación.
Saralegui es la autora de una de estas
investigaciones, llevada a cabo junto con el oftalmólogo Ricardo Martínez,
realizada mediante resonancia magnética funcional (en inglés, fMRI, functional
Magnetic Resonance Imaging) para evaluar la red neuronal relacionada con la
lectura en niños con dislexia que no hayan recibido tratamiento específico con
anterioridad. Los resultados del estudio muestran que los lectores con dislexia
parecen tener una red neuronal para la lectura diferenciada de los
normolectores y de aquellos con alteraciones de la motilidad (movilidad)
ocular.
Subraya la investigadora que la dislexia
no tiene una única causa, y que, probablemente, intervienen varios factores en
su aparición. “En cualquier caso, uno de sus principales causantes es una
alteración en la ruta fonológica para la lectura de los niños, lo que tiene una
gran incidencia en la terapia que se les debe aplicar. Las terapias visuales y
auditivas, por ejemplo, no son adecuadas en el tratamiento de estos niños”,
asegura la autora de la tesis. Según Saralegui, “la dislexia no se cura. Muchos
padres van a la consulta del oftalmólogo o del logopeda pensando que, tras un
buen tratamiento, su hijo va a dejar de ser disléxico. Pero un niño (o un
adulto) es disléxico siempre. Eso sí, con un tratamiento precoz y correcto,
puede mejorar notablemente su habilidad lectora y su capacidad de comprensión”.
Lenguas opacas y lenguas transparentes
El estudio objeto de la tesis se ha
realizado con niños castellanoparlantes, “aunque sus conclusiones podrían
extrapolarse a los vascoparlantes” según Saralegui, “ya que el euskera y el
castellano tienen un nivel de semitransparencia muy parecido. Las lenguas
transparentes son aquellas en las que el grafema coincide con el fonema, es
decir, en los que a una letra le corresponde, por lo general, un sonido. En las
opacas (inglés, francés…), por el contrario, un grafema (la letra A, por
ejemplo), puede pronunciarse de varias formas (‘a’, ‘ei’…). En la lectura el primer paso fundamental es
este ensamblaje entre los fonemas y los grafemas”.
Las lenguas opacas presentan, por tanto,
un problema añadido: hay que aprender varios fonemas para un mismo grafema.
“Por eso, en dichas lenguas se duplica, casi, el porcentaje de niños
disléxicos. En las lenguas transparentes y semitransparentes hay una menor
incidencia de la dislexia, y ésta se presenta más tarde, aunque el problema de
comprensión persiste”, señala la investigadora.
Fonte: psiquiatria.com