Con 13 años de edad, Logan Laplante se sube al pódium de TED y dicta una conferencia acerca de la importancia de hackear la educación tradicional. Sus padres decidieron sacarlo de la escuela a los nueve años y permitir que el niño buscara un camino más afín a él, que fomentara su creatividad en lugar de ofuscarla. Logan ahora recibe enseñanza hogareña, estudia las materias estándar (física, química, matemáticas, literatura…) en Starbucks y también forma parte, por ejemplo, de grupos de alpinismo y esquí.
Lo que Logan parece haber hackeado es que lo importante no es a qué te vas
a dedicar cuando seas grande, sino qué tan sano y feliz estés. Allí, de acuerdo
a Logan, reside el gran problema de la educación, y hackearlo depende
absolutamente de quién lo haga. De sus tendencias e intereses, de su capacidad
de hacerlo. Él parece tener una capacidad y elocuencia muy por encima del
puberto común. Pero por otro lado, también parece estar programado para
encarnar todas las tendencias y “modas TED” de la actualidad.
Parece hablar de sí mismo como si se leyera (como un lugar común) desde la
perspectiva de ojos adultos: “Soy un adolescente”, dice, “y cómo la mayoría de
los chicos adolescentes, paso la mayor parte de mi tiempo preguntándome cómo se
desordenó tanto mi cuarto por sí solo… o cómo consigo gustarle a las chicas”.
Pero, como él mismo apunta en su conferencia, ya era hora de que un adolescente
hablara por los intereses de los adolescentes y su educación. En ese sentido,
su plática es muy relevante.
Su premisa principal es: “¿Qué pasaría si basáramos la educación en la
práctica de estar felices y sanos?”. Y la dirige al público adulto que toma esa
gama de decisiones. Logan habla de los contrastes entre un tipo y otro de
educación y cómo en el sistema usual se omite la enseñanza de ser felices y
estar saludables, los dos elementos más importantes de la vida. Dicho de otra manera:
no somos felices porque triunfamos, sino que triunfamos porque antes supimos
ser felices.
Hackear la educación es una manera de empoderar al niño a decidir qué lo
hace feliz y qué fomenta su creatividad, propuesta que, sin duda, vale la pena
atender.
Fonte: pijamasurf