A menudo decimos que un
alumno o una alumna con necesidades específicas de apoyo educativo está
siguiendo una adaptación curricular no significativa. Es decir, afirmamos con
ello que estamos utilizando para dicho alumno o alumna formas diferentes de
plantear el proceso de enseñanza (adaptaciones en la metodología) y/o en los
procedimientos para la evaluación.
Sin embargo, es igualmente
frecuente que estas adaptaciones en la evaluación no se materialicen y se ponga
al alumno o la alumna la misma prueba que al resto de sus compañeros y
compañeras. Es justo lo que sucede en la ilustración que hemos elegido para
encabezar este post. Esta ilustración (cuya autoría desconozco, pero que
utilizo constantemente) viene a reflejar lo que sucede en nuestras aulas con
más frecuencia de la deseada: adecuamos la forma de enseñar, pero ponemos al
alumno el mismo control quincenal que hacen sus compañeras y compañeros.
Adecuar la evaluación no es tan
difícil. Basta con pensar un poco para darse cuenta de que podemos recurrir a
sencillas adaptaciones que nos permitirán comprobar si un alumno o alumna está
alcanzando los objetivos que nos planteamos o si ha adquirido el aprendizaje
que realmente queremos evaluar.
A continuación veremos algunas
adaptaciones. No pretendemos hacer una descripción minuciosa, sino,
simplemente, abrir una puerta con sencillas recomendaciones que, cualquier
docente puede ampliar, modificar y superar (sin ninguna duda). Veámoslas:
- Prueba oral en sustitución
de prueba escrita: Piensen en un alumno o alumna que tenga, por
ejemplo, una dificultad específica en el aprendizaje de la lectura y la
escritura (un alumno o alumna con dislexia y/o disgrafía). Hacer que este
alumno o alumna utilice la escritura como única forma de mostrar sus
conocimientos, puede ser un elemento de estrés que no le permita demostrar lo
que sabe. Para este alumno o alumna, es sencillo recurrir a una prueba oral
para saber si, por ejemplo, se ha aprendido los nombres de los principales ríos
de España. ¿No creen?
- Uso de un ordenador con
procesador de textos: El mismo alumno o alumna del caso anterior,
podría hacer un excelente control o examen escrito si utilizase un procesador
de textos instalado en un ordenador. Claro, en este caso, el alumno o alumna
podría ver señaladas las faltas de ortografía y podría corregirlas... ¿Está mal
hacerlo? ¿Si el alumno está explicando la Revolución Francesa, no lo hará mejor
si puede despreocuparse de un condicionante claro de sus resultados?
- Presentación segmentada de
las pruebas escritas: El control para toda la clase consta de 10
preguntas que se presentan en un folio escrito por las dos caras, Piensen, por
ejemplo, en un alumno o alumna que tenga un trastorno por déficit de atención
(con o sin hiperactividad). Este alumno o alumna, puede haber aprendido
justamente lo que se pretende que aprenda, pero, a la hora de hacer ese
control, podría responder desordenadamente las preguntas, saltarse alguna o
hacerse un tremendo lío ante un texto tan complejo para su forma de percibir la
información. Para este alumno o alumna, puede ser una buena idea presentar el
mismo control segmentado: le entregamos un folio por pregunta y se las vamos
dando ordenadamente: haces la primera, la entregas y te doy la segunda... Y así
sucesivamente.
- Ampliación del tiempo
destinado a la realización de la prueba: a veces, un examen se
convierte en una prueba a contrarreloj. Tenemos que demostrar, no solo que
sabemos lo que nos preguntan, sino también que somos capaces de escribirlo en
un tiempo determinado. ¿Es esto lo que queremos evaluar? O, por el contrario
¿queremos evaluar si el alumno o alumna ha adquirido los conocimientos que
corresponden a una determinada unidad? Creo que la respuesta es evidente. En
tal caso, ¿no podríamos ampliar el tiempo destinado a la realización de una
prueba escrita para aquellos alumnos y alumnas que lo necesiten? Yo creo que
sí.
Estas sencillas adaptaciones y
todas las que se os ocurran tienen que ver únicamente con la forma de presentar
los exámenes o controles. Pero, también podemos adaptar el contenido de las
pruebas haciendo mínimas modificaciones para alumnos y alumnas que tengan un
nivel de competencia curricular inferior al resto de compañeras y compañeros.
Veamos algunos ejemplos:
- Reducción del nivel de
abstracción de los textos: Supongamos que tenemos un alumno o una
alumna sordos. El nivel de comprensión de textos abstractos es diferente al de
sus compañeros y compañeras. Resultará fácil adaptar la prueba utilizando
imágenes de apoyo o simplificando los textos que se utilicen para la
formulación de las preguntas.
- Ayudas visuales: En
estrecha relación con lo dicho en el párrafo anterior, se pueden utilizar
apoyos visuales para ayudar a determinados alumnos y alumnas a entender qué se
les pide en la pregunta (pictogramas de apoyo a las consignas) o de qué trata
dicha pregunta (imágenes e ilustraciones explicativas).
- Selección de los aspectos
más relevantes: Todos sabemos que hay aprendizajes que son esenciales
y otros que resultan, por llamarlos de algún modo, accesorios. No
resulta complicado hacer pruebas de evaluación exprofeso para
determinados alumnos y alumnas con mayores dificultades, seleccionando solo
aquellos aspectos que se consideren fundamentales.
Estas son algunas de las recomendaciones
que podríamos tener en cuenta a la hora de diversificar las formas de
evaluación. Y, si se fijan, ninguna de ellas depende de ningún
recurso personal especializado diferente al profesorado ordinario. Todo
ello, contando, por supuesto, con la realización de las clásicas pruebas de
evaluación o exámenes (que es en lo que nos hemos centrado). Ni que decir tiene
que, siempre será recomendable ir prescindiendo de este tipo de pruebas y
recurrir a otras vías para la evaluación de los aprendizajes que se centren en
el trabajo diario del alumno o la alumna. De este modo, herramientas como el
portafolios, pueden ser una excelente opción para evaluar qué han aprendido
(mejor dicho, qué están aprendiendo) nuestros alumnos y alumnas... Pero eso, lo
dejaremos para otro día.
Fonte: Hacia una escuela inclusiva