El afecto tiene mucha
importancia en el desarrollo durante la infancia. El afecto, cuidados,
mimos, protección proporcionan el ambiente ideal y las sensaciones apropiadas
para que el desarrollo se produzca de una manera natural y sana. La carencia
afectiva es aquella situación en la que el niño o la niña no reciben afecto, es
privado de atención, lo que tiene importantes repercusiones negativas en su
desarrollo.
El papel del afecto en el desarrollo
El afecto es fundamental para el
desarrollo del niño y de la niña.
La teoría del apego de Bowlby
señala que durante los primeros meses y años de vida se crea un vínculo
especial con una o varias personas cercanas, éstas son las denominadas figuras
de apego. La importancia de las figuras de apego radica en la necesidad del
niño/a de estas personas para cubrir sus necesidades básicas que garanticen su
supervivencia. Es decir, el niño/a nace indefenso y necesita que otros cubran
sus necesidades, alimentación, cuidados, protección, afecto, etc. Poco a poco
el afecto cobra más importancia, a medida que el niño o la niña puede
satisfacer más o menos sus otras necesidades, la necesidad de afecto hace que
las figuras de apego se tornen cruciales.
El afecto tiene un papel
primordial en el desarrollo, veamos porque:
- Proporciona una seguridad y confianza
imprescindibles para que pueda llevarse a cabo el desarrollo en las demás
facetas.
- La emoción acompaña el aprendizaje y por tanto toda
emoción positiva es buena para el desarrollo.
- El niño o la niña que recibe afectos, se siente
amado, lo cual es fundamental para su desarrollo físico y psíquico.
La carencia afectiva
La carencia afectiva hace
referencia a aquella situación en la que el niño o la niña es privado de
afectos lo cual tiene importantes repercusiones en su desarrollo.
Para que un niño o niña crezca
sano no es suficiente con alimentarle, es imprescindible que el niño o niña se
sienta amado. El ser humano necesita de los afectos, del calor del amor de sus
personas cercanas para completar su maduración y desarrollo de un modo
adecuado.
Consecuencias de la carencia
afectiva
La ausencia de afecto en los
primeros años de la vida provoca en los niños y niñas que lo sufren un estado
psicológico de avidez afectiva y el desarrollo de un miedo a la pérdida o al
abandono. Necesitan sentir el afecto y ello les arrastra a permanecer en un
estado de búsqueda afectiva, de necesidad de cariño, de aceptación, que
se manifiesta en actitudes de dependencia, de buscar constantemente el afecto
del otro, ya que esto es lo que les hace sentir seguros.
Cuando se produce la carencia
afectiva
La carencia afectiva puede
aparecer en cualquier edad, pero su presencia en la infancia tiene graves
consecuencias y acompañara en relaciones futuras. La carencia afectiva aparece
cuando el niño o niña es privado del afecto de las figuras de apego, o al menos
lo ha sentido así. La carencia afectica aparece, por lo tanto, cuando el niño o
la niña lo percibe así, lo siente así, es por ello que debemos prestar mucha
atención a cómo se siente el niño o l niña con los afectos recibidos.
Síndrome de la carencia afectiva
El síndrome de la carencia
afectiva aparece cuando se da esta situación de privación de afecto en los
primeros años de vida. La ausencia de afecto puede dar lugar a lo que se conoce
como síndrome de carencia afectiva, esto es el establecimiento de unos patrones
que definen el modo de relacionarse desde este momento hasta su vida adulta.
El síndrome de carencia afectiva,
condena a las personas que lo padecen a la búsqueda constante de afecto, a la
dependencia y el anhelo por cubrir unos afectos que nunca llegan a cubrirse del
todo, ya que la carencia es anterior al momento actual.
El síndrome de carencia afectiva
se manifiesta en inseguridad en el afecto recibido por otras personas, en
desconfianza y búsqueda.
Señales de alerta ante la
carencia afectiva
Aunque queramos a nuestros niños y niñas, y les proporcionemos cuidados y afectos, no siempre es posible prestar toda la atención que necesitan. Cada niño o niña es diferente y cada uno se sentirá a su manera con los afectos recibidos. En lo que se refiere a carencia afectiva, está viene determinada por calidad de los afectos y por como el niño o la niña se siente. Es decir, aunque pensemos que le estamos dando cariño y, realmente se lo estemos dando, puede que el niño o la niña no lo esté interpretando así y de este modo este desarrollando una carencia afectiva.
Aunque queramos a nuestros niños y niñas, y les proporcionemos cuidados y afectos, no siempre es posible prestar toda la atención que necesitan. Cada niño o niña es diferente y cada uno se sentirá a su manera con los afectos recibidos. En lo que se refiere a carencia afectiva, está viene determinada por calidad de los afectos y por como el niño o la niña se siente. Es decir, aunque pensemos que le estamos dando cariño y, realmente se lo estemos dando, puede que el niño o la niña no lo esté interpretando así y de este modo este desarrollando una carencia afectiva.
Algunos signos de la carencia afectiva son:
- Respuestas agresivas.
- Desconfianza hacia las personas de manera
generalizada.
- Problemas en el desarrollo: lenguaje, habilidades
sociales, etc.
- Trastornos del estado de ánimo: ansiedad,
depresión,…
- Dificultad para expresas emociones.
- Dificultades para gestionar sus estados emocionales.
Qué podemos hacer cuando
observemos las señales de alerta
- Consulta con un especialista.
- Habla con el niño o la niña, indaga en cómo se
siente con el afecto recibido.
- Ten en cuenta que es más importante calidad del
afecto que cantidad. Es decir, no por darle más besos se sentirá más
querido, se trata de proporcionarle una seguridad. Se trata de que el niño
o la niña se dé cuenta de que puede confiar en nuestro afecto, aunque no
estemos presentes.
- No le etiquetes, compares, o amenaces con dejar de
quererle.
- Dile que le quieres.
Fonte: educa y aprende